jueves, 8 de noviembre de 2012

CHILE PREHISPÁNICO.



Chile Prehispánico.

 
 
 
 
 
 
Chile prehispánico, antiguamente denominado como Prehistoria de Chile, es el período histórico que se extiende desde la llegada de los primeros habitantes al actual territorio continental chileno, por lo menos en el 12800 a. C., hasta la llegada de los colonizadores españoles a Copiapó, en la expedición de Diego de Almagro, el 21 de marzo de 1536.

 

La enorme diversidad geográfica del actual territorio chileno fue habitada por numerosos pueblos, desarrollándose distintas culturas con distintas formas de adaptación a este territorio.
 
 
Las comunidades originarias del Norte Grande de Chile
 
En el sector costero de esta zona habitaba una comunidad llamada los changos, quienes usaban canoas y balsas de tres palos hechas con cuero de lobo marino infladas. Para hacer sus balsas, cortaban la cabeza y las extremidades del animal y cosían las aberturas con agujas de cactus y con tendones del mismo animal. En la parte de la cabeza introducían una caña, por la cual inflaban el cuerpo hasta que del lobo se llenaba de aire. Cazaban ballenas y toninas que consumían en la salida de las quebradas que llegaban al mar con agua dulce. Eran pescadores y recolectores.
Los atacameños habitaban los oasis cercanos al salar de Atacama, los cursos medios e inferiores del río Loa, la zona costera hasta la altura de Taltal y la zona entre este punto y la cordillera andina. Mantuvieron vínculos con Tiahuanaco y alcanzaron notables avances en su estructura social, económica y cultural. Construyeron fortalezas o pucaras, de influencia incaica, tales como Lasana y Quitor. Sus casas eran de piedra con techo de ramas, la cocina estaba cerca de la bodega y del corral, donde tenían llamas y alpacas. La lana de estos animales era usada para elaborar telas y frazadas, la carne para el consumo, el cuero para fabricar sandalias y el estiércol lo usaban como combustible y como abono. Practicaban la agricultura en las laderas de las quebradas y cerros con un sistema de regadío artificial. Este tipo de cultivo ha sido denominado intensivo, ya que en poco espacio lograban un alto rendimiento gracias al uso de sofisticadas técnicas agrícolas. Cultivaban maíz, frijoles, calabazas, ajíes, papas, quínoa.
Hablaban kunza, lengua que ha desaparecido en la actualidad. Creían en una vida después de la muerte, enterraban a los cadáveres envueltos en telas y con sus bienes personales. Por las condiciones climáticas del lugar momificaban sus cuerpos. Esto ha permitido a los investigadores e investigadoras obtener mayor información sobre su sistema de creencias, ya que por la salinidad y sequedad del suelo se han conservado en muy buenas condiciones.
Al parecer, changos y atacameños tuvieron contacto comercial. Esta suposición se basa en los restos de grano que se han encontrado en los lugares habitados por los changos y en los restos de pescado hallados en los lugares donde habitaban los atacameños, en el altiplano del Norte grande.
 
 
Las comunidades originarias de los Valles Transversales
 
Los diaguitas habitaron en los valles transversales que se ubican entre Copiapó y Santiago. Valles fértiles y llenos de pequeños cultivos, que, mediante inteligentes sistemas de regadío, hicieron de este pueblo una de las culturas más importantes del Norte Chico.
Su producción agrícola era la misma de los otros pueblos del norte y se ocupaban también de la actividad ganadera, llevando a los animales desde la cordillera hacia la costa en busca de pastos estacionales. En estos traslados cazaban guanacos y hacían charqui con su carne.
Estas comunidades humanas estuvieron bajo la influencia de los incas, lo que se nota al conocer los sistemas de riego y las técnicas que utilizaron en la fabricación de cerámica.
Fueron expertos ceramistas que decoraban con negro y blanco sobre fondos rojos. Además de las piezas de uso doméstico, fabricaban artículos de uso ceremonial, de los cuales el más conocido es el jarro pato.
Construyeron sus casas con barro y vegetales, su vestimenta con telas de algodón y lana, y usaban el cuero de sus animales para fabricar sus sandalias.
Hablaban el kakán, lengua desaparecida debido al mestizaje con la población española. Cada valle de esta zona era un señorío independiente y la unidad entre ellos se nota solo en algunas de sus costumbres y tradiciones. Cada valle se dividía en sectores: de "arriba" y de "abajo", pero, en caso de tener que defender su territorio, se unían en bloque.
 
 
Los mapuche
 
Desde el río Aconcagua hasta la parte norte de la isla de Chiloé habitaba el grupo étnico más numeroso de Chile: los mapuche o “gente de la tierra”. No conformaron un solo pueblo, ya que estaban divididos en numerosos linajes. Distribuidos en este amplio espacio tenían en común la lengua -el mapudungún-, el sistema de creencias y algunas costumbres.
A la llegada de los españoles, la población era aproximadamente de un millón de habitantes, lo que nos permite suponer que el territorio estaba densamente poblado con un nomadismo mínimo y ordenado y que había una cantidad de recursos suficientes para su subsistencia. Además debían contar con algún tipo de organización social, que les permitiera su funcionamiento.
Fotografía grupo de mujeres mapuche
Los mapuche tenían una serie de conocimientos técnicos sobre la agricultura, practicaban la pesca, la caza y la recolección de frutos. Su nivel de desarrollo puede denominarse como proto-agrario, esto significa que conocían la reproducción de ciertas especies vegetales, pero que no habían desarrollado todavía una agricultura propiamente tal.
 
 
Las bandas canoeras del extreno austral
 
Los Chonos son los canoeros del sur de Chiloé. Su organización social básica era la familia. Se movilizaban entre los canales desde el seno de Reloncaví, por el norte, hasta el golfo de Penas, por el sur.
Esta zona posee una geografía disgregada, llena de pequeñas islas, fiordos y canales. La temperatura es baja y aumentan las lluvias a medida que se avanza hacia la Isla grande de Chiloé. Abunda la fauna marina, con especies tales como las toninas o el delfín chileno. En las islas son numerosas las manadas de lobos marinos, focas y pingüinos.
Al llegar a las costas de lo que hoy se conoce como Estrecho de Magallanes, nos encontramos con grupos humanos que navegaban pescando y cazando fauna del mar. Estos fueron los llamados kaweshkar o alacalufes y los yámanas o yaganes, quienes compartían costumbres y modos de vida. Los kaweshkar se ubicaban en los canales al norte del Estrecho de Magallanes.
 
 
Los cazadores de Tierra del Fuego
 
También en esta zona, pero en la Isla Grande de Tierra del Fuego, vivían los selknam u onas, hábiles cazadores de guanacos y animales marinos que también recolectaban frutos silvestres y raíces.

DESCUBRIMIENTO.

El Descubrimiento.

 
 
El descubrimiento de Chile por el sur: el viaje de Magallanes
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Rutas de Colón
Desde que Américo Vespucio estableció que el continentes descubierto por Colón eran tierras no conocidas por el mundo intelectual europeo occidental, la Corona española se dio a la tarea de buscar una ruta que uniera Europa y Asia por el occidente.
En un inicio la tarea fue encomendada al propio Vespucio, pero fallecido éste en 1512, la Corona asignó la misión a Juan Díaz de Solís. En 1515 partió al sur del continente americano en busca del paso que permitiera llegar por vía marítima a las tierras de la especiería. En el transcurso de 1516 llegó al Río de la Plata, procediendo a su exploración, cuya caudalosa desembocadura hizo creer a Solís que era el paso buscado. Sin embargo, los resultados de la investigación le permitieron darse cuenta de su error. Lamentablemente, Solís fue atacado por los nativos charrúas y muerto.
En 1519 el portugués Hernando de Magallanes, al servicio de la Corona española, dirigida por Carlos V, salió de Sevilla con una flota de cinco carabelas.
Los acontecimientos del viaje de Magallanes son, probablemente, los más dramáticos que se registran en la historia. El objetivo de la expedición era descubrir un paso interoceánico y llegar hasta la región de la especiería de las Islas Molucas.
Descubrimiento002A
Rutas de Magallanes 
En marzo de 1520 llegó al golfo de San Julián -en la Patagonia- donde resolvió invernar por cerca de cinco meses antes de continuar viaje en primavera. La región estaba habitada por indios, llamados luego patagones, por el tamaño de sus pies recubiertos en gruesas pieles. También en esta zona, Magallanes debió luchar con el descontento de sus subordinados, quienes intentaron un motín e incluso consiguieron huir con un barco.
Luego de varias exploraciones en la región, el 1 de noviembre de 1520, descubrió el tan ansiado paso interoceánico al que bautizó de Todos los Santos o de Las Once mil vírgenes. Durante la travesía del mismo observaron grandes hogueras en la costa y de ello provino el nombre de Tierra del Fuego que se dio a esta región. Cerca de un mes duró el cruce del estrecho y al mar que se extendía luego, Magallanes lo nombró océano Pacífico.
El viaje continuó en terribles condiciones. El 6 de marzo de 1521, arribaron a las islas Marianas, que llamaron de Los Ladrones, pues los nativos, a quienes dejaron subir a bordo de los barcos, escamotearon todo lo que pudieron.
Navegando hacia el oeste llegaron a las islas Filipinas, a las que Magallanes llamó San Lázaro. En una de ellas, el capitán portugués fue muerto por los nativos.
La expedición quedó al mando de Sebastián Elcano quien consiguió llegar a las Molucas con sólo dos barcos.
El regreso a España se hizo con un solo buque, siguiendo a la inversa de la ruta de Vasco de Gama, es decir, navegando la costa de África desde el sur.
MagallanesElcanoNunez de Balboa
Hernando de Magallanes
Sebastián Elcano
Vasco Núñez de Balboa
El día 4 de septiembre de 1522, casi a los tres años de haber partido de la península, la expedición entró en el puerto de Sevilla, con sólo 13 hombres de los 265 que se habían embarcado.
La importancia de este viaje se expresa en los siguientes puntos:
· Fue la primera vuelta al mundo.
· Se demostró la esfericidad de la Tierra.
· Quedó en claro que la distancia entre Asia y Europa, a través del océano era muchísimo mayor que la imaginada por Colón.
· Se demostró la autonomía geográfica de América respecto de Asia.
· Se encontró un paso interoceánico, bautizado de Todos los Santos, hoy Estrecho de Magallanes


De Almagro a Valdivia
 
Los factores que impulsaron e influyeron en el viaje de Diego de Almagro hacia el sur del nuevo continente fueron variados.
Entre los más importantes estuvieron:
  • Deseo de explorar su gobernación y realizar su propia empresa de conquista.
  • Asegurar el futuro de su hijo, legándole los territorios conquistados.
  • Alejarse de Perú, porque sus relaciones con Pizarro estaban deterioradas. Ambos se disputaban la posesión del Cuzco.
  • Responder a la presión de gran cantidad de hombres, que deseaban obtener riquezas.
  • Rumores que aseguraban que en Chile existían más riquezas que en Perú.
 
La expedición
 
 
Almagro
Diego de Almagro
En 1535 el adelantado Diego de Almagro (1475-1538), quien había ganado título y fortuna en la conquista del Perú realizada en acuerdo con Francisco Pizarro (1478-1541), se propuso emprender la exploración de las tierras sometidas al Imperio Inca al sudoeste del altiplano boliviano, más allá del desierto atacameño.
En Perú habían comenzado las disputas con Pizarro por considerarse Almagro postergado en las capitulaciones acordadas por el primero en 1529 con el emperador Carlos V, por las que se convertía en gobernador de la región conquistada. La presencia en Perú de los hermanos de Pizarro extendió las rivalidades a los capitanes de uno y otro conquistador. Motivado por el ansia de ganar su propio «El Dorado», las noticias recibidas del inca Manco Cápac II (1500-1544) sobre el tributo en oro percibido del valle del Aconcagua alimentaron la decisión del adelantado y la ambición de sus partidarios.
Después de reunir una hueste de alrededor 500 españoles, además de varios miles de yanaconas y una cantidad importante de llamas para el transporte, la expedición partió del Cuzco, en julio de 1535.
Atravesó la altiplanicie del Callao; bordeó el lago Titicaca y, después de seguir por la orilla del río Desaguadero, cruzó las serranías desiertas y acampó en lo que hoy es Tupiza (Bolivia).
Luego, continuó adelante, cruzando las alturas andinas por el norte argentino. El derretimiento de las nieves trajo como consecuencia la crecida de los ríos, y las lluvias torrenciales agregaron muchas penurias a los expedicionarios. En marzo de 1536, aún estaban en plena cordillera tratando de cruzar el paso de San Francisco, frente a Copiapó. El rigor climático puso tales dificultades, que miles de indígenas y animales murieron.
Ruta de Almagro
Ruta de Almagro
Las huestes de Almagro se habían visto acrecentadas gracias a los hombres de Pedro de Alvarado (1485-1541), llegados al Perú en busca de fortuna y que quedaron allí cuando en 1534, Alvarado aceptó regresar a Guatemala después de recibir una fuerte indemnización por renunciar a seguir en las tierras incaicas. Sin embargo, encomiendas y repartimientos habían ido a parar o estaban siendo repartidas entre los primeros conquistadores, de modo que no resultó difícil reunir entre la gente de Alvarado los hombres suficientes para emprender la exploración. Tales fueron las expectativas de riqueza que la mayoría de los 132 primeros expedicionarios reunidos por Almagro se proveyó de medios empleando sus propios recursos y el resto fue equipado con la fortuna de quien les mandaba.
El inca Manco puso a su disposición abundante información sobre el país que les esperaba y se preparó la ruta que tenía que seguirse. De Cuzco se marcharía bordeando el lago Titicaca hasta Paria, donde los esperaría Juan de Saavedra con el grueso de las fuerzas, y de ahí partirían hacia el sur en dirección a Chicoana y la altiplanicie de Laguna Blanca, desde donde se cruzarían los Andes por el paso de San Francisco (a 4.726 m de altitud) para llegar a la altura del valle de Copiapó. Esto es, seguirían el camino interior del imperio inca.
En Lima, entre tanto, Ruy Díaz y Juan de Herrada armaron tres navíos que debían hacerse a la mar, con refuerzos, víveres y armamento, y aguardar a encontrarse en un punto próximo a la costa de Coquimbo.
En julio de 1535, la expedición salió de Cuzco y tres meses después llegó a Tupiza, en donde le esperaba el hermano del inca Manco, el príncipe Paulo Túpac, con instrucciones de acompañarles y presentes en oro que no hicieron sino avivar unas expectativas que, sin embargo, nunca llegarían a verse cumplidas. En enero de 1536, reanudaron la marcha. En total, con las fuerzas que se les unieron en las diversas paradas del trayecto, fueron unos doscientos cincuenta expedicionarios españoles los que se hicieron acompañar de cerca de dos mil yanaconas (los indígenas encargados del transporte y de servir a los primeros) y dos centenares de esclavos negros.
La jornada, capitaneada por Almagro, pronto reveló su extrema dureza. A la adversidad del medio físico se unía el hostigamiento de los calchaquíes y la indisciplina de los expedicionarios, alguno de los cuales había decidido adelantarse con parte de los pertrechos mientras muchos se dedicaban a ranchear a su paso entre las comunidades aborígenes, lo que infundió el rechazo entre los propios yanaconas e hizo que algunos abandonaran el grupo. El paso de la cordillera de los Andes supuso grandes pérdidas de indígenas auxiliares y caballerías, víctimas del frío, el hambre y los accidentes.
Almagro en Chile
Almagro en Chile
Al acceder al Copiapó, en abril de 1536, Almagro y su gente se convirtieron en la primera fuerza expedicionaria europea en descubrir Chile y acometer su conquista. La primera experiencia con la población autóctona no pudo ser, sin embargo, más adversa, pues, teniendo noticia el adelantado de que se había dado muerte a tres de sus soldados, en represalia mandó quemar vanos indígenas principales de los valles de Huasco y Coquimbo, lo que a su vez infundió gran temor entre los yanaconas que llevaba consigo y propició que se dieran a la fuga a través de Atacama, siendo reemplazados con diaguitas nativos del lugar.
Llegado a Coquimbo, Almagro se reunió con Ruy Díaz, quien por mar había llegado con un solo barco de suministros después de una penosa travesía navegando contra el viento; las otras dos embarcaciones que salieron de El Callao, se habían visto obligadas a regresar. Díaz traía noticias importantes. Pudo informar al adelantado que Carlos V le había concedido la Gobernación de Nueva Toledo - al sur de Nueva Castilla, en manos de Pizarro-, aunque faltaba deslindar ambas y decidir dónde quedaría la capital inca.
También en Coquimbo, Diego de Almagro recibió el homenaje del curaca inca del Mapocho, que actuaba inducido por el castellano Gonzalo Calvo de Barrientos, un antiguo escapado del Perú que vivía pacíficamente en el valle del Aconcagua, donde finalmente llegó la expedición y fue acogida favorablemente. Desde la conquista inca, ese valle había recibido el nombre de Chile y a su regreso al Perú, Almagro, que lo exploró detenidamente sin hallar rastro de la riqueza que buscaba, contribuyó a difundirlo hasta denominar con ese nombre a la totalidad del país.
 
 
El primer enfrentamiento armado con los indígenas
 
Los expedicionarios habían alcanzado una región con suelos más ricos y clima más benigno, pero las cosas no consiguieron enderezarse. Uno de los incas que les acompañaban desde Cuzco -más tarde sería apresado y descuartizado- hizo creer al curaca que Almagro perseguía aviesas intenciones, de modo que la población autóctona abandonó a los españoles. Pocas cosas hasta entonces animaban a seguir la expedición. Sólo habían encontrado indígenas dedicados a la agricultura de subsistencia, apenas dispuestos a servir a los llegados. Los lavaderos de oro parecían agotados y las noticias que tenían de lo que aguardaba más al sur excluía la existencia de ciudades, y por el contrario se les daba cuenta de la presencia de pueblos muy belicosos ante los que se había detenido la expansión incaica.
Almagro decidió enviar un grupo expedicionario al mando de Gómez de Alvarado para que confirmase la información. Los exploradores no tuvieron contratiempos hasta cruzar el Maule, donde encontraron a los mapuches. En Reinogüelén disputaron una encarnizada batalla en la que pusieron en fuga a los indígenas después de que éstos ofrecieran gran resistencia y cedieran terreno, tras sufrir numerosas pérdidas. Cuando de regreso al Aconcagua relataron lo ocurrido, la mayoría se pronunció por abandonar el país y regresar al Perú, pues nada justificaba permanecer en aquel falso «El Dorado», donde amenazaba una vida insegura y en guerra.
El retorno fue el de una expedición dispuesta a tomar el botín hallado a su paso, que no sería otro sino la toma de indígenas y el saqueo de sus poblados. A comienzos de 1537 Almagro abandonó Chile por Atacama ante la premura de regresar a Cuzco, una vez conoció la rebelión de Manco. Le aguardaban la guerra con Pizarro, la prisión y la muerte a garrote un año después por orden de este último.
 
 
Decepción en Chile
 
Distintos grupos exploraron los nuevos territorios y, a medida que avanzaban, la esperanza de encontrar oro y riquezas se esfumaba cada vez más. El país parecía propicio sólo para la agricultura. Como eso no era lo que estos hombres buscaban, decidieron regresar al Cuzco, eligiendo el camino de los extensos y áridos desiertos del norte. Arribaron a Perú a comienzos de 1537.
Diego de Almagro murió al año siguiente, ajusticiado por orden de su antiguo compañero de aventuras, Francisco Pizarro.

CONQUISTA.

Conquista de Chile

 

 

 
 
La Conquista de Chile es un periodo de la historia de Chile que comprende desde la llegada de Pedro de Valdivia a Chile en 1541 hasta la muerte de Martín García Óñez de Loyola, durante la batalla de Curalaba en 1598.

 

 La Expedición de Pedro de Valdivia

A pesar de haber acumulado una fortuna significativa por su participación en el Perú, su espíritu intranquilo lo llevó a iniciar un viaje a Chile, para dejar gloria y fama de sí. En abril de 1539, Pizarro le dio autorización como su teniente de gobernador para pasar a conquistar Chile, pero eso no implicaba ayuda monetaria, tenía que procurársela por su cuenta. Se asoció con el comerciante Francisco Martínez Vegaso, con el capitán Alonso de Monroy y así mismo debió celebrar contrato de compañía con Pedro Sánchez de la Hoz, antiguo secretario de Pizarro, que venía de regreso de España con la autorización del rey para explorar las tierras del sur del estrecho de Magallanes y el título de gobernador de las tierras que allí descubriese.
Después de la fracasada expedición de Almagro, nadie quería ir a Chile, considerada una tierra maldita que no ofrecía riquezas, sino sólo sufrimientos. Consiguió solo once soldados para su hueste, más una mujer, Inés Suárez, y unos mil indios auxiliares. A lo largo del camino se le unirían más expedicionarios, como Francisco de Villagra y Francisco de Aguirre que junto a sus hombres incrementaron las huestes de Valdivia.
Al contrario de Diego de Almagro, tomó la ruta por el desierto de Atacama. Sánchez de la Hoz, que se había quedado en el Perú tratando de conseguir refuerzos pactados, lo que no consiguió llenándose de deudas, llegó al campamento de Valdivia por la noche y lo intentó asesinar para usurpar la jefatura de la hueste.
Pero Valdivia se encontraba ausente, y a su regreso perdona a Sánchez de la Hoz y destierra a tres de sus cómplices, obteniendo a cambio la renuncia de este a todo derecho de expedición y conquista.
Al llegar al valle de Copiapó, toma solemne posesión en nombre del rey de España de esta tierra y la nombra Nueva Extremadura, en recuerdo a su tierra natal. Renueva la marcha hacia el valle del Aconcagua, donde el cacique Michimalonko intentó detenerlo sin éxito. El 12 de febrero de 1541, echó las bases de la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo a los pies del cerro Santa Lucía (Huelén en mapudungún) y encerrada entre los brazos del Mapocho. Trazó la ciudad en forma de damero, dentro de la isla fluvial dividen todo el terreno en manzanas, que se partieron a la vez en cuatro solares que se asignaron a los primeros vecinos. Al trazado y formación de la ciudad le siguió la creación del primer cabildo, organismo que ordenaba la vida pública en aquel entonces, importando el sistema jurídico e institucional español.
Comenzó a correr la voz de que los almagristas habían matado a Pizarro. De ser cierta la noticia, los poderes de teniente gobernador de Valdivia quedaban caducados. Podría entonces venir otra persona del Perú a tomar mando de la naciente colonia y quedar en el olvido, entregándole las encomiendas de indios a advenedizos.
El cabildo consideró estos puntos resolvieron entregar a Valdivia el título de Gobernador y Capitán General en nombre del rey, que este rechazó inicialmente por motivos estratégicos de no quedar como traidor ante Pizarro por si seguía vivo, pero ante la amenaza de entregárselo a alguien más, aceptó el título, el 11 de junio de 1541, siendo entonces el primer Gobernador de Chile.
Valdivia organiza el primer reparto de encomiendas de indios entre los vecinos de Santiago. A pesar de que Chile no era rico en recursos minerales como el Perú, y no tenía una mano de obra indígena tan eficaz, se destinaron estos indios a atender las faenas del campo, a la construcción de casas y por sobre todo a los lavaderos de oro. Los primeros tiempos fueron duros, especialmente después del ataque del cacique Michimalonco, el 11 de septiembre de 1541, sobre la naciente ciudad, reduciéndola a un montón de escombros a causa de los incendios. Los indígenas aprovecharon la ocasión en que Valdivia y un grupo de conquistadores exploraban fuera de la ciudad para atacar. Quienes defendieron la ciudad en su momento dieron dura batalla y el resultado no fue peor gracias a la ayuda de Doña Inés de Suárez quien decidió darles muerte a los caciques prisioneros y lanzar sus cabezas a los atacantes sobre las empaladizas que rodeaban la ciudad.
Las hostilidades de los ataques se detuvieron, pero la ciudad casi destruida cayó en la miseria por lo que, para poder salvar la conquista de Chile, Valdivia mandó por auxilios al Perú a Alonso Monroy que sólo pudo regresar con la ayuda encomendada a fines de 1543, casi tres años después de la destrucción de la ciudad.
Valdivia Inició diversas obras de avance, entre las que se destaca la fundación de otras ciudades, comenzando por La Serena (1544). Luego Valdivia emprendió una campaña hacia el inexplorado sur, llegando a las márgenes del río Bío-Bío, iniciando la guerra contra el pueblo Mapuche o Guerra de Arauco, la que es relatada por Alonso de Ercilla en su obra La Araucana (1576). Militarmente obtuvo importantes triunfos, como la batalla de Andalién y la batalla de Penco (1550). Estas grandes victorias permitieron a Valdivia establecer ciudades en territorios indígenas, como Concepción (1550), La Imperial, Valdivia (1552), Villarrica (1552), y Los Confines (1553). Ese mismo año la rebelión mapuche liderada por Lautaro en una trascendental batalla acabó con la vida de Valdivia en Tucapel en 1553.
 

 Conflictos tras la muerte de Valdivia

En el testamento de Valdivia, que sólo se debía abrir a su muerte, nombraba gobernador de Chile en primer lugar a Jerónimo de Alderete, en segundo a Francisco de Aguirre y por último a Francisco de Villagra. Alderete se encontraba en España negociando el reconocimiento del cargo de Valdivia por el rey, Aguirre en la conquista de Tucumán y Villagra en las ciudades del sur (Concepción, La Imperial y Valdivia). Las ciudades del sur proclamaron entonces a Villagra como gobernador. No pasó lo mismo en Santiago en donde no se respetó el testamento de Valdivia y el Cabildo proclamó gobernador a Rodrigo de Quiroga.
Villagra intentó detener la rebelión indígena, que tenía como cabeza a Lautaro, pero al enfrentarse en la batalla de Marigueñu (26 de febrero) sufrió una terrible derrota, a consecuencia de la cual, resultó con la mitad de sus soldados muertos y sufriendo el despoblamiento y la destrucción de Concepción.
Llegado Villagra a Santiago para arreglar su situación, se obligó a Quiroga a dejar el mando. Pero el hijo de Aguirre le comunicó a su padre los acontecimientos y su designación del segundo lugar en el testamento, por lo que regresó a Chile y se entabló una pelea entre los dos capitanes, del que salió mejor parado Villagra, producto que su rival tenía apoyo solo en el norte de la gobernación (La Serena y Tucumán), mientras Villagra contaba con el apoyo de los habitantes de las ciudades del sur, muchos de ellos habitando en Santiago luego del despoblamiento de Concepción.
Para dirimir esta situación el Cabildo de Santiago somete la situación al fallo arbitral de los dos letrados que habitan en Santiago, los licenciados Alonso de las Peñas y Julián Gutiérrez de Altamirano. Si bien Villagra aceptó someterse al fallo de los letrados, Aguirre los rechazó al desconfiar de las decisiones que se tomaran en Santiago.
Los letrados viajaron a Valparaíso a dictar su falla, la sentencia llegó a Santiago el 3 de octubre y fue leída en la plaza de armas la mañana siguiente. En ella se disponía que Villagrá partiese inmediatamente a socorrer las ciudades de la Imperial y Valdivia y que si en el plazo de siete meses no llegaba de la Audiencia el nombre del nuevo mandatarío se reconociese a Villagra como Gobernador.
La guerra de Arauco seguía su rumbo, y Lautaro vuelve a vencer a los españoles en Angol y en la refundada Concepción. Villagra cumpliendo el fallo de los letrados marcha al sur, y logra introducirse con sus hombres por sorpresa en el campamento mapuche, matando a Lautaro y venciendo a los araucanos en la Batalla de Mataquito (1 de abril de 1557).
Cuando se cumplieron los siete meses que los letrados habían dado como plazo a la Audiencia, Villagra vuelve a Santiago donde es nombrado Gobernador, una vez con el título decide viajar a La Serena a hacer valer su título frente a Aguirre, pero este al enterarse que Villagra viene en camino viaja a Copiapó para evitarlo. En Copiapó Aguirre recibe noticias desde el norte, había llegado un nuevo virrey al Perú y se había nombrado un nuevo Gobernador para Chile ; se trataba de García Hurtado de Mendoza.
 

 Gobierno de García Hurtado de Mendoza

Francisco de Aguirre le recibió muy hospitalariamente en La Serena, pero conociendo el nuevo gobernador los problemas entre Aguirre y Francisco de Villagra por la gobernación de Chile, no dudó un segundo en tomarlo preso, repitiéndose la misma situación con Villagra.
Se dirigió de inmediato a tierra araucana, levantando el fuerte San Luis de Toledo, el que fue prontamente atacado por los mapuches, los que sin embargo, salieron derrotados, ya que el gobernador logró contrarrestar su número con la fuerza de los cañones y arcabuces.
Dirigió una nueva campaña en octubre de 1557, con un poderoso ejército de más de 500 hombres y miles de indios auxiliares. Ocurrió en esta campaña la Batalla de Lagunillas (7 de noviembre), en donde los españoles salvaron vivos principalmente a la valentía demostrada por Rodrigo de Quiroga y los demás capitanes.
Cuenta Alonso de Ercilla, que vino a Chile en el grupo que trajo el gobernador, que los españoles tomaron prisionero en esa batalla al cacique Galvarino, al que le cortaron la mano izquierda. Perdida esa mano sin ninguna mueca de dolor Galvarino colocó la otra, que también se la cortaron. Pidió la muerte, pero los conquistadores lo dejaron ir y se fue el araucano con los suyos para planear su venganza.
Entre los líderes mapuches que se encontraban se destacaba Caupolicán, que dirigió el 30 de noviembre un nuevo ataque contra el invasor, en la llamada Batalla de Millarapue, en el valle del mismo nombre, que estaba lleno de accidentes que le facilitaban el ataque sorpresa. Esta batalla fue otra derrota mapuche, que recibieron como castigo el ahorcamiento de 30 de ellos, en los que se incluía Galvarino, que peleó siempre en primera fila.
Las penalidades de la lucha empezaron a molestar a los compañeros de García Hurtado de Mendoza, los cuales esperaban obtener riquezas por sus servicios. Para entregárselas, el gobernador dejó vacantes las encomiendas de Concepción, ciudad a la sazón abandonada, entregándosela a sus compañeros. Por este motivo, la ciudad fue refundada por tercera ocasión.
Poco después fundó también la ciudad de Cañete de la Frontera, y repuestas sus tropas de las batallas, las dividió nuevamente. Caupolicán, instigado por el indio Andresillo, se decidió a atacar el fuerte Tucapel. Lo que no sabía era que Andresillo era un traidor que les contó los pormenores del ataque a los españoles, por lo que los asaltantes se transformaron en asaltados, produciéndose una fuga en que dejaron a muchos heridos y prisioneros, y debilitaron gravemente sus fuerzas.
La moral de los españoles subió y en un asalto sorpresa al campamento de Caupolicán, lograron darle captura. El jefe mapuche, llevado al fuerte Tucapel, intento pactar con los españoles, prometió convertirse al cristianismo, pero Reinoso, el jefe del fuerte, decidió condenarlo a muerte empalado, es decir, a sentarse en una pica que le destruiría dolorosamente las entrañas. Aquella condena se cumplió, y aquel fue el final de Caupolicán.
Una nueva batalla le prestaron los indígenas en el fuerte de Quiapo, entre Cañete y Concepción, pero fueron nuevamente rechazados. Confiado en que para apurar la conquista era necesario fundar varios fuertes, fundó uno con el nombre de Los Infante o San Andrés de Angol.
Tiempo después se enteró de que su padre el virrey había sido reemplazado por el rey, y que su reemplazo ya se encontraba en camino. Para peor, designaron gobernador de Chile a Francisco de Villagra, del que debía esperar las mismas humillaciones que le hizo sufrir. Por esos motivos decidió abandonar Chile, pasando de paso por Santiago, que no había visitado durante toda su gobernación. Allí se enteró de la muerte del sucesor de su padre, por lo que este seguía en el mando, eso le entregó más confianza, por lo que se mantuvo un tiempo más en la capital.
Durante su estancia en Santiago se publicó la tasa de Santillán, que establecía el sistema de mita para el trabajo indígena, que en vez de echar al trabajo a todos los indios de un repartimiento, se fijaba un turno en el servicio, quedando obligado el cacique de cada tribu a enviar a la faena un hombre de cada seis vasallos para la explotación de las minas, y uno de cada cinco para los trabajos agrícolas. Este trabajador, a quien hasta entonces no se le había pagado salario alguno, debía ser remunerado con la sexta parte del producto de su trabajo, y esta cuota se le debía pagar regularmente al fin de cada mes. Se eximía además del trabajo a las mujeres y hombres menores de 18 años y mayores de 50, y se ordenaba que los indígenas fueran mantenidos por los encomenderos, quienes además debían mantenerlos sanos y evangelizados.
Una nueva noticia cambiaría su rumbo, su padre acababa de morir. Decidió partir inmediatamente al Perú, designando como gobernador interino a Quiroga, a la espera de Villagra.1583 Luego Branco fue el nuevo gobernador de Santiago debido a la muerte del anterior y Lyon traiciona a Branco para poder llegar al poder y mandar Santiago
 
 
 

Gobiernos de Francisco y Pedro de Villagra

El nuevo gobierno de Francisco de Villagra se inició con una demostración de su eterna mala estrella, ya que el barco en que venía trajo la viruela a Chile, brotando una desastrosa epidemia en Valparaíso y Santiago, pero que también afectó con aún mayor gravedad a los mapuches y perdieron entre la quinta y cuarta parte de su población.
Al iniciar su mandato reorganizó la reglamentación del trabajo en las minas y anulo las encomiendas que García Hurtado de Mendoza había entregado a sus amigos y compañeros, lo que le origino nuevas protestas.
Organizó una nueva expedición, pero su cuerpo cansado de tanto batallar, cayo irremediablemente enfermo, teniendo que ser trasladado en camilla a los sitios de batalla. Sufrió en esta guerra además la muerte de su hijo Pedro de Villagra el mozo, lo cual empeoró su condición mental y física.
Designó para la continuación de la campaña a su primo Pedro de Villagra, dándole posteriormente también el título de gobernador interino, gracias a una facultad entregada por el virrey.
Pedro de Villagra era ya de facto el gobernante, por lo que la guerra no cambio de curso. Se obtuvieron resonantes victorias en Angol, derrotando finalmente a las fuerzas lideradas por el cacique Loble, en 1564. Posteriormente encabezó una nueva campaña en el sur, resultando victorioso contra los mapuches en las batallas de Reinohuelén y Tolmillán.
La muerte del virrey del Perú empeoró su situación como gobernador, siendo reemplazado por Rodrigo de Quiroga.
 

Gobierno de Rodrigo de Quiroga

Este gobierno duró hasta 1567, estuvo marcado por los constantes enfrentamientos con los indígenas, de los que salió victorioso. Emprendió una nueva campaña, organizada por Lorenzo Bernal del Mercado.. Reconstruyó Cañete y repobló Arauco, y conquistó la isla de Chiloé, con la fundación de Castro y pacificación de los dóciles Cuncos de esa isla.
Pese a esos triunfos (que mostrarían ser muy poco eficaces en el futuro cercano), la corte no reconoció sus méritos y al regresar a la capital supo del nombramiento de la Real Audiencia en Chile, que debía dirigir los destinos del país.

 

 

 

 La Real Audiencia de Concepción y Melchor Bravo de Saravia

 

El gobierno de la Real Audiencia había caído en completo descrédito en poco tiempo, y la corte misma reconoció su error, por lo que designó al presidente de esta, Melchor Bravo de Saravia, como gobernador de Chile. Se dirigió al sur para actuar en la Guerra de Arauco, consiguiendo sólo una nueva derrota en el asalto al fuerte mapuche de Mareguano, por el que debieron ser evacuadas Arauco y Cañete. Agotado, delegó en el general Lorenzo Bernal del Mercado la contención de los mapuches, dedicándose a la administración civil.
Su labor administrativa se vio perjudicada por los gastos bélicos en el sur así como por el terremoto que asoló Concepción en 1570, por el que todas las casas de esa ciudad fueron destruidas, si bien no hubo muertos, a pesar incluso de que después se produjo un ataque indígena.
Al término de su mandato, en el que además fue iniciada la construcción de la iglesia de San Francisco en Santiago y se creó el obispado de Concepción, fue reemplazado por Rodrigo de Quiroga (1575).
 
 

Segundo Gobierno de Rodrigo de Quiroga

La segunda administración de Quiroga fue más conflictiva que la primera. A la guerra se le sumaron incursiones piratas, los dos terremotos de 1575, el conflicto con el obispo San Miguel en el nombramiento de cargos eclesiásticos y la rebaja de sueldo a los curas, lo que le valió amenazas de excomunión.
España prometió enviarle 500 refuerzos para acabar definitivamente con la guerra, pero solo llegaron 300, de una calidad muy inferior a la esperada y prácticamente sin equipo. Sobreponiéndose a estas dificultades y a su enfermedad (debía ser trasladado en silla en el campo de batalla), realizó una nueva campaña en contra de los mapuches, dirigidos en esta ocasión por el mestizo Alonso Díaz.
La Campaña tuvo éxitos relativos, que le permitieron afrontar otra amenaza, la aparición de sir Francis Drake en las costas de Chile, que saqueó el puerto de Valparaíso, pero cuando intentó repetir su acción en La Serena, se encontró con la resistencia armada de los habitantes, que destrozaron a uno de sus hombres.
El 16 de diciembre de 1575 ocurrió un terremoto que arruinó las ciudades de La Imperial, Ciudad Rica (Villarrica), Osorno, Castro y Valdivia. El sismo derribó un cerro, a la salida del lago Riñihue, tapando el desagüe y que al acumularse gran cantidad de agua se desbordó y causó otro desastre.
Su grave enfermedad y su edad (se acercaba a los 80 años) le impidieron continuar dirigiendo la guerra, encomendándosela a su yerno Martín Ruiz de Gamboa.
 

 

Gobierno de Martín Ruiz de Gamboa

Apenas falleció Quiroga, el 25 de febrero de 1580, el cabildo de Santiago envió mensajeros a comunicar a Martín Ruiz de Gamboa este hecho, y a pedirle que se trasladase a la capital para recibirse del mando. Juró el 8 de marzo de 1580.
Pidió la ratificación de su mando del virrey del Perú y del rey. El virrey se demoró más de un año en confirmar a Gamboa en el alto cargo que poseía, firmando la rectificación el 24 de abril de 1571, mientras que el rey, al conocer la noticia, adoptaría una posición diferente.
Para asegurarse su elección como gobernador en propiedad, Gamboa pensó que cumpliendo el deseo del rey de proteger a los indígenas de los abusos lograría su cometido. Para eso reemplazo la tasa de Santillán, que en la práctica nunca fue cumplida, por una nueva, conocida hasta ahora como la taza de Gamboa. Esta reemplaza el servicio personal por un tributo. Los indios de repartimiento quedaban obligados a pagar un tributo pecuniario de nueve pesos anuales en el obispado de Santiago y de siete en el de La Imperial. Se creaba el cargos de corregidores de indios, funcionarios encargados de velar por de estas leyes y la protección de los indios. Esos funcionarios debían ser gratificados con una porción del tributo que pagasen los indios, pero la mayor parte de este tributo formaba la renta de los encomenderos.
La medida provocó crecientes enfrentamientos entre los encomenderos, pues quedarían en la más miserable pobreza, pues estaban seguros (y así ocurrió) que los indígenas no pagarían los nuevos tributos y se dedicarían al ocio.
Ganándose con esto muchos enemigos, estos se dedicaron a llevar los rumores al virrey, que cada día se empezaba a hacer una imagen más negativa de Gamboa.
Entretanto, tiene que enfrentar la rebeldía de su teniente de gobernador Lope de Azócar, quien opuso resistencias a la administración de Ruiz de Gamboa. Pero el gobernador logra el control de la situación, lo apresa y lo envía fuera de Chile.
Los últimos años de su mandato, entre 1581 y 1583, estuvo en el sur del país, enfrentado de manera permanente a los indígenas. Durante la campaña fundo la ciudad de San Bartolomé de Gamboa, nombre que no prosperaría y que seria conocida para la posteridad como Chillán. La situación de la Guerra durante su mandato solo empeoró, ya que a la rebelión mapuche se le sumo la de los huilliches, que anteriormente no se habían mostrado agresivos, y la de los picunches en Chillán.
Había mandado a pedir refuerzos desde España y Perú, los que efectivamente llegaron (aunque hubo muchas deserciones en el viaje), pero al mando de Alonso de Sotomayor, su sucesor designado por el rey.
 
 
 

 Gobierno de Alonso de Sotomayor

Alonso de Sotomayor llegó a Chile en 1583, contando además con el cargo de juez de residencia por lo que tuvo que hacerse cargo de las innumerables acusaciones al gobernador cesante, Martín Ruiz de Gamboa, que se había vuelto muy impopular por su tasa indígena que prohibía el trabajo personal de los indios.
Sotomayor lo tuvo que detener en las casas del cabildo de Santiago, de donde se le dejó salir con fianza de carcelería, pero luego le libero totalmente con su absolución
Con estos antecedentes, su primera decisión fue el restablecimiento sistema de servicio personal de los indios, derogando la Tasa de Gamboa y reimplantando la Tasa de Santillán, aunque humanizándolo para evitar los excesos que eran víctima los indios de sus encomenderos.
Entre sus primeras acciones se destaca el restablecimiento del sistema de servicio personal de los indios, derogando la Tasa de Gamboa y reimplantando la Tasa de Santillán, aunque humanizándolo para evitar los excesos que eran víctima los indios de sus encomenderos.
Sotomayor quería desarrollar la conquista de Chile con el estilo de Pedro de Valdivia, es decir, construyendo fuertes que se protegieran entre sí y a las ciudades, idea que no logró realizar, pues necesitaba para ello un ejército profesional, petición no satisfecha por las autoridades hispanas por la escasez de recursos con que contaba la Corona.
Realizó por entonces varias campañas contra los mapuches. Logró capturar al mestizo Alonso Díaz, que dirigía desde hacia algunos años. Envió a su hermano Luis a realizar una campaña en las inmediaciones de Valdivia, y logró rechazar a los mapuches en un ataque sorpresa que les realizaron en Angol (16 de enero de 1585)
En ese año Sotomayor comenzó a poner en ejecución su plan con los escasos hombres que tenía. Mando a construir en el lugar denominado Millapoa, un fuerte en cada una de las riberas del río Biobío, con el objeto de cortar las comunicaciones entre mapuches e indios del norte. Levanta otro fuerte en Purén, donde colocó también un pequeño destacamento. El Gobernador esperaba establecer en breve un pueblo en cada uno de esos lugares, persuadido de que éste era el medio más eficaz de reducir esas tribus, y de que los refuerzos que le llegarían sería suficiente para la conquista definitiva de Chile.
Mas todas estas acciones no debilitaban realmente a los mapuches, pues la captura de Díaz nada cambio y los fuertes no produjeron el efecto deseado. En cambio los araucanos se mostraban cada día más diestros en el manejo de las armas y los caballos españoles, siendo su único límite el arcabuz, pues aún no sabían manejarlo y la falta de pólvora se los hubiera impedido de todos modos.
Entre los problemas que debió enfrentar destacan los ataques de corsarios ingleses, destacándose entre ellos Thomas Cavendish, quien fondeaba el 9 de abril de 1587 en Quintero, en el que sus hombres fueron derrotados por fuerzas españolas, perdiendo 10 de sus hombres. Además de los mapuches tuvo que enfrentar dos sublevaciones de los soldados del sur, motivadas por las penurias que sufrían, pues deseaban ser pagados con sueldo y ya no con encomiendas.
Alarmado por esta situación y por los pocos esfuerzos enviados, se dirigió el 30 de julio de 1592 al Perú, con esperanzas de obtener hombres que le permitiesen realizar una campaña eficaz contra los araucanos. Dejó en el mando al licenciado Pedro de Viscarra, letrado anciano y circunspecto, que cerca de dos años antes había llegado de España con el título de teniente de gobernador y justicia mayor del reino de Chile.
Desembarco en el Callao en agosto de 1592, donde se enteró que el rey había designado a un nuevo gobernador de Chile, Martín García Óñez de Loyola.
 
 
 

Gobierno de Martín García Óñez de Loyola

Óñez de Loyola llegó a Chile el 23 de septiembre de ese año, determinado a pacificar Arauco, por lo que se dirigió de inmediato a Concepción, a la cabeza de ciento diez hombres que logró reunir en la capital (febrero de 1593). Con tan escasos recursos que disponía en el reino, Óñez de Loyola se da cuenta de que sin refuerzos no lograría su objetivo, por lo que pidió refuerzos al Perú pues en su actual campaña se mantenía con solo poco más de 200.
La aparición del pirata holandés Richard Hawkins, que encendió la alarma en el Perú, retrasó el envió de refuerzos (se decía que eran necesarios para la defensa del Perú). Hawkins en sus correrías también atacó el puerto de Valparaíso, pero como el botín era muy pobre, en un acto caballeresco, devolvió los artículos que no le servían y dejó en libertad a los marineros apresados.
El gobernador no recibía los hombres solicitados, pero si les llegaron dos órdenes religiosas, los padres agustinos y los jesuitas, estos últimos tendrían una gran importancia en los futuros sucesos ocurridos durante la colonia en Chile hasta su expulsión.
El Gobernador decidió no esperar más, y en 1594 inicio las campañas del sur con el reducido contingente con el que contaba. Tres años después llegó un refuerzo de ciento cuarenta hombres, pero no bastan, a lo que se suma la negativa de Santiago de enviar más hombres. Los pocos refuerzos no eran culpa del virrey, que ofrecía generosas ofertas para unirse al ejército, sino porque el nombre de Chile estaba tan manchado por esa guerra interminable, que nadie deseaba arriesgar su vida yendo a ese infierno.
 
 

 La batalla de Curalaba

Se encontraba en La Imperial cuando le llegó la noticia de que ya habían recomenzado sus correrías, por lo que partió el 21 de diciembre de 1598 con 50 hombres al lugar. En el segundo día de marcha encontraron un sitio llamado Curalaba (la piedra partida), a orillas del río Lumaco, encajonado allí por altas barracas, donde descansaron sin tomar siquiera ninguna medida de precaución para evitar un ataque. En la noche del 23 al 24 los indígenas se acercaron al campamento, y al trueno de sus gritos y cuernos se lanzaron al ataque de los españoles.
Óñez de Loyola, y dos de sus soldados que estaban a su lado, hicieron prodigios de valor, pero sucumbieron traspasados por las picas de los indios. En la refriega murieron casi todos los españoles, con excepción del clérigo Bartolomé Pérez, hecho prisionero, Bernardo de Pereda, soldado que quedó tirado en el campo de batalla con 23 heridas en el cuerpo pero aún vivo. Las fuentes históricas chilenas denominan a este suceso el "desastre de Curalaba", por su parte autores modernos cercanos al movimiento mapuche lo llaman "victoria de Curalaba"
Los mapuches iniciaron entonces un levantamiento general que terminó finalmente con la destrucción de las siete ciudades al sur del río Biobío, con excepción de Castro. De ahora en adelante los españoles paralizaron su expansión hacia el sur y los territorios que controlaban quedaron divididos, al tener su territorio norte (la Capitanía General de Chile) como frontera sur el río Biobío, y su territorio sur (Chiloé) como frontera norte la ribera del canal de Chacao (exceptuando la posterior recuperación del territorio y ciudad de Valdivia en 1645, y la recuperación a fines de la colonia de los territorios al sur de esta ciudad, como la ciudad de Osorno).
Con este hecho se considera que se da fin al periodo de la Conquista de Chile, y es el inicio al periodo de la Colonia de Chile.

LA COLONIA.

La Colonia.

 
 
 
Entendemos por Colonia a la extensión imperial, social, político, religioso y cultural que se estableció en América durante los siglos XVII, XVIII e inicios del siglo XIX.
En Chile, comienza tras el Desastre de Curalaba en 1598 con el establecimiento de la frontera natural entre españoles y araucanos en el río Bío Bío. Esta etapa, que se prolonga hasta la revolución de la Independencia, se caracterizó por un constante cambio de gobernadores, cuya preocupación principal fue proseguir la guerra contra los araucanos y luchar contra los frecuentes cataclismos naturales (terremotos, donde destaca el producido en 1647 bajo la gobernación de Martín de Mújica y Buitrón) que sufría el país. (Ver: La Colonia en Chile)
 
 
 
 
Administración colonial
 
Desde un comienzo, España centralizó todo lo referente a la administración de las colonias que poseía en América y Asia, teniendo a la cabeza al rey, quien era asesorado por el Consejo de Indias.
 
 
El Consejo de Indias
 
Proponía al rey el nombramiento de altos funcionarios civiles y eclesiásticos que se desempeñarían en las colonias. Dictaba las leyes, decretos, reglamentos y ordenanzas que conformaban el derecho indiano. Actuaba también como tribunal supremo, analizando las apelaciones a las sentencias de las Reales Audiencias y sometía a virreyes y gobernadores a juicio de residencia, mediante el cual podían presentar acusaciones con las decisiones tomadas por los funcionarios. Mientras durara su cargo, estos últimos no podían casarse con habitantes del lugar, establecer negocios, comprar propiedades, etc.
 
 
Real Audiencia
 
Era el supremo tribunal de justicia durante la época colonial. Fue un organismo político-administrativo que residía en las principales ciudades de América. Formado por cuatro oidores o magistrados, era tribunal de primera instancia en algunos casos, y de apelación de las sentencias de los jueces inferiores. Se estableció en Chile en 1609.
 
 
El Cabildo
 
Representaba a la comunidad. Se encargaba de administrar las ciudades, y en algunos casos era representante del rey. Para integrarlo debía ser vecino o encomendero ejerciéndolo por el período de un año.
Estaba formado por dos alcaldes, seis regidores, un secretario y un procurador. Entre sus atribuciones estaban las de preocuparse de la administración local, del aseo y ornato, la salud pública, aspectos judiciales, legislativos y políticos.
 
 
División territorial de América
 
América estaba dividida en virreinatos, capitanías generales y presidencias. Los virreinatos eran gobernados por un virrey, quien fue el representante directo de la Corona. En el siglo XVI se establecieron en América dos virreinatos: el de Nueva España o México (1535) y el de Perú (1544); en el siglo XVIII se incorporaron otros dos: Nueva Granada (1717) y el Río de la Plata (1776).
Las capitanías generales fueron territorios dirigidos por un jefe militar que desarrollaba el poder civil y judicial. Durante la Colonia eran cuatro capitanías generales: Santo Domingo, Guatemala, Venezuela y Chile.
Por último, las presidencias eran gobiernos creados en territorios ya pacificadas. El poder lo ejercía el presidente de la Real Audiencia, como era el caso de Ecuador y Bolivia.
 
 
Economía y Comercio Colonial
 
En América se producían metales preciosos, materias primas y alimentos. Sin embargo la capitanía de Chile se cultivaba el trigo, el maíz y la vid en la hacienda. Sus productos eran comerciados hacia el Perú enviando además cueros, sebos, frutas secas y vino. Todo el comercio entre Chile y las demás colonias estaba sujeto al Monopolio Comercial impuesto por España, por tal razón se entiende la dependencia económica con el virreinato del Perú.
 
 
La Iglesia
 
Durante la época de la Conquista, los sacerdotes tenían como misión evangelizar a los indígenas y convertirlos al cristianismo, cumpliéndose con ello el propósito espiritual de la colonización.
Los sacerdotes que se establecieron en Chile fueron capellanes de ejército, los que participaron en combates más de una ocasión. posteriormente, se dedicaron a convertir a los aborígenes sometidos tras dichas guerras, y otros fueron misioneros en tierras de Arauco.
La Iglesia jugo un papel muy importante en la colonización americana, especialmente en Chile. Los Reyes Católicos y sus sucesores estaban obligados a impulsar la evangelización, constituyendo el Patronato Real sobre la Iglesia, por el que se aseguraba la remuneración en dinero hacia el clero, la construcción de iglesias, catedrales, conventos y hospitales.
El estrato religioso aumentó considerablemente. Solo en Santiago, a mediados del siglo XVII, existían 200 religiosos. Para la Corona era mucho más fácil “dar el pase a América” a las órdenes religiosas y no a muchos sacerdotes en forma individual. De esta forma, los dominicos y franciscanos desarrollaron una labor misionera alrededor de los pueblos indígenas utilizando el convencimiento. Sin embargo y en contrapartida con los anteriores, también llegaron evangelizadores que solo hicieron riqueza en América.
Los franciscanos fueron los primeros en llegar a Chile, a los cuales se sumaron los agustinos, los mercedarios y los jesuitas. Estos últimos, gracias a la influencia del padre Luis de Valdivia y de la guerra defensiva, consiguieron extenderse en la región araucana.

INDEPENDENCIA DE CHILE

La independencia de Chile

 



Chile formaba parte del contexto americano a comienzos del siglo XIX, por lo tanto, experimentó los mismos eventos históricos. Aquí también los jóvenes criollos lucharon por obtener la libertad y la autonomía política y económica frente a España. Se podría decir que las causas de la independencia de Chile son bastante similares a las de los demás países latinoamericanos.
En el caso de nuestro país, la lucha por la autonomía política fue un proceso que duró diez años. Durante esta década hubo momentos en que los criollos lograron victorias frente a las tropas realistas y otros, en cambio, en que sufrieron derrotas, como por ejemplo durante la reconquista, en que fueron sobrepasados por la fuerza de los españoles, quienes se negaban a terminar con la larga tradición monárquica en América.
¿Cómo se desarrolló este proceso? ¿Qué protagonistas hombres y mujeres son los íconos de la independencia de Chile y qué lugar ocupan dentro de nuestra memoria colectiva?
El ambiente en Chile a comienzos de 1810 podría ser definido como de profunda expectación y desorientación. Nadie sabía qué hacer exactamente. Habían llegado noticias acerca de un ataque de los ingleses a Buenos Aires, la lógica indicaba que el próximo ataque podría ser a Valparaíso o Santiago. Los ánimos no eran del todo positivos.
En medio de esta situación el cabildo llamó a los vecinos de más renombre a discutir las futuras acciones frente a las noticias que llegaban del extranjero.
Es importante que tengamos claridad sobre las ideas que estaban en juego en el proceso independentista. Detrás de cada acción individual y colectiva, tanto de los criollos como de los españoles (también llamados realistas), había un objetivo.
Los jóvenes criollos defendían la idea de la autonomía popular. Entendían que los gobiernos debían ser elegidos por la mayoría de las personas, aunque sus conceptos de mayoría no significan lo mismo que hoy en día. Para ellos solamente los ciudadanos cultos y preparados debían conducir los destinos del país.
Celebración de la independencia en los primeros años de la república según Claudio Gay
Celebración de la independencia en los primeros años de la república según Claudio Gay.
 
Por otra parte, estaban los que defendieron hasta el final los derechos de la corona española en Chile. La mayoría de ellos creía en el poder divino de la monarquía, por lo que les parecían impropios y peligrosos los pasos que se estaban dando en América Latina con respecto a la lucha por la libertad.
La Iglesia Católica, aliada moral y legalmente a la monarquía, estaba a favor de los realistas. De hecho, luego de la independencia de Chile, las relaciones con el Vaticano estuvieron interrumpidas durante más de 20 años. Solamente en la década de 1830 se reestablecieron.
En la mayoría de los protagonistas de la Independencia están presentes estas diversas motivaciones. Lo que cambia es el grado de compromiso y convencimiento que cada uno y cada una tenía. Por ejemplo, los historiadores que han estudiado el tema definen a ciertos grupos como los “exaltados”, los “moderados”, los realistas, y, seguramente, para otros estos hechos no tenían mayor importancia.
Otro aspecto importante es el que se refiere a la participación de las mayorías en este proceso. Después de muchas investigaciones al respecto, se ha concluido que el pueblo común y corriente, o sea, campesinos, mestizos, peones, labradores y otros, no tuvieron una participación masiva en los sucesos. A ello hay que agregar que la mayor parte del pueblo era analfabeta y carecía de conciencia política.
Un gran número de historiadores e historiadoras coincide al concluir que la independencia fue un proceso en el cual la elite participó mayoritariamente, puesto que eran sus intereses los que estaban en juego. Estos intereses eran económicos (luchaban por la libertad comercial y proponían una autonomía política donde ellos serían los principales protagonistas que ocuparían el poder). Así, es fácil imaginar el grado de entusiasmo que muchos de estos criollos miembros de la elite mostraron en dicho proceso histórico.
En este contexto, la junta de gobierno de 1810 es considerada como el primer paso en la lucha por la libertad. Los historiadores e historiadoras dividen este proceso en cuatro grandes etapas: Patria Vieja, Reconquista, Patria Nueva y Organización de la República.
 
 
 
Patria Vieja (1810 – 1814)
 
Los criollos tomaron colectivamente el poder en nombre del rey, sin una clara intención de independizarse. En nuestro país, durante esos años, se arraigaron las nuevas ideas liberales, tales como los principios de soberanía popular, el principio de gobierno representativo, el constitucionalismo y el “laisser faire”.
Mateo de Toro y Zambrano
Mateo de Toro y Zambrano (1725-1811), Gobernador de Chile en 1810.
 
 
Reconquista (1814 – 1817)

En 1814, Fernando VII recuperó su trono y se encontró con que los gobiernos provisionales de las colonias españolas habían realizado una serie de cambios con los cuales no estaba de acuerdo. Ordenó a sus funcionarios que anularan todos los cambios e intensificó las medidas para recuperar los dominios reales que corrían peligro. A Chile llegaron tropas desde el Perú, las que lograron una victoria sobre los patriotas en la Batalla de Rancagua (1814) e instauraron una fuerte represión.
Los patriotas atravesaron la cordillera de los Andes y con la ayuda de José de San Martín comenzaron a preparar el Ejército Libertador.

Camilo Henríquez

Camilo Henríquez González (1769-1825). Sus mayores esfuerzos en beneficio de la causa de la independencia los realizó a través de la prensa.
 
 
 
Patria Nueva (1817 – 1823)

Las fuerzas patriotas cruzaron los Andes y se enfrentaron a los españoles en Chacabuco, al norte de Santiago, el 12 de febrero de 1817. Luego, tras la huida de los españoles, un cabildo abierto elige como Director Supremo a José de San Martín, quien no acepta y propone a Bernardo O´Higgins, que sí acepta.
Mientras tanto, los realistas se reorganizaban en el Sur. El 12 de febrero de 1818 se proclama formalmente la Independencia de Chile, en las cercanías de la ciudad de Talca. El documento, firmado entre otros por Miguel Zañartu, Hipólito de Villegas y Bernardo O’Higgins, era un intento por registrar este hecho de trascendental importancia en el logro de nuestra identidad autónoma con respecto a España.
Pero no todo estaba logrado: el ejército patriota fue sorprendido en Cancha Rayada (Talca): O´Higgins quedó herido y San Martín se replegó hacia Santiago.
Finalmente, en el actual Maipú, el 5 de abril de 1818, las fuerzas patriotas derrotan a Mariano Osorio. Las fuerzas realistas se van hacia el Sur, especialmente a Chiloé, donde años después fueron expulsadas por las tropas al mando de Ramón Freire.
Gobierno de O´Higgins
Para O’Higgins las cosas no fueron del todo fáciles. Las preocupaciones del llamado “Libertador de Chile” se centraron en consolidar los logros que había alcanzado. Guiado y asesorado por San Martín, libertador de Argentina, O’Higgins consolidó la independencia venciendo en la “guerra a muerte” a un militar traidor de los patriotas: Benavides. Este hombre, junto a los españoles e indígenas, se mantenía en batalla y prácticamente se apoderó de la zona correspondiente a las actuales séptima y octava regiones.
Se organizó la expedición libertadora del Perú, para lo cual se contrató a Lord Cochrane, un destacado marino inglés. El objetivo era entorpecer cualquier iniciativa de invadir nuevamente nuestro país, pero, además, se buscaba recuperar el mercado peruano para los agricultores chilenos.
Entre otras obras de tipo urbano, O’Higgins creó el cementerio de disidentes, con lo que muchos fervientes partidarios de la Iglesia se molestaron, pues desde ese momento cualquier persona podía ser enterrada en lo que hoy es el Cementerio General de la ciudad de Santiago.
En sus días de administración, O’Higgins echó a andar una serie de adelantos: proyectó la construcción de la Alameda de las Delicias, que hoy lleva su nombre; reabrió el Instituto Nacional y la Biblioteca Nacional, que habían sido fundados por José Miguel Carrera durante la Patria Vieja; abrió el actual mercado Central, en reemplazo de uno antiguo que existía en el barrio Mapocho y continuó con las obras de canalización de dicho río; se preocupó por la educación, abriendo colegios e implementando una de las primeras reformas educativas de Chile; trajo desde Inglaterra el sistema Lancasteriano, entre otros.
O’Higgins dirigió los proyectos constitucionales de 1818 y 1822, en los cuales se estableció una particular concentración del poder en manos del Director Supremo, cargo homólogo al de Presidente de la República (este último cargo lo ocupó por primera vez Manuel Blanco Encalada).
Seguramente una de las medidas más polémicas fue la abolición de los títulos de nobleza y el intento por terminar con los mayorazgos, para terminar con el excesivo poder que la aristocracia mantenía desde los tiempos de la Colonia.
En 1823 O’Higgins abdicó, presionado por los sectores relacionados con la aristocracia tradicional presentes en el Congreso Nacional. Partió al Perú, donde murió en 1842.

PATRIA VIEJA.

Patria Vieja (Chile)

 
File:Flag of Chile (1812-1814).svgSe denomina Patria Vieja a la etapa de la Historia de Chile comprendida entre la Primera Junta Nacional de Gobierno (18 de septiembre de 1810) y el Desastre de Rancagua (1-2 de octubre de 1814). El objetivo era emprender la organización gubernamental de la región y tomar medidas frente a la prisión del rey Fernando VII por Napoleón.
Esta etapa se caracteriza por la transformación de un movimiento de autonomía temporal en uno de independencia. Se destaca en este período la participación de los Hermanos Carrera, especialmente José Miguel Carrera, y las batallas del ejército encabezadas por Bernardo O'higgins como general, entre ellas la Batalla de Yerbas Buenas, la Batalla de El Roble, Batalla de el Quilo, la Batalla de Membrillar y la Batalla de Quechereguas.
Durante este periodo se crea una Junta Nacional de Gobierno y el Congreso Nacional, para administrar el país durante la prisión del Rey de España a quien juraban fidelidad. El segundo creó la Ley de libertad de Vientre, que consiste en que todos los hijos de esclavos nacidos en Chile y cualquier persona que pise el territorio chileno, serían libres.
En 1812 se crea el primer decreto constitucional, que plantea el reconocimiento del Rey de España a su regreso, si es que acepta cierto reglamento constitucional.


Principales eventos ocurridos durante la Patria Vieja chilena

 1810

  • 18 de septiembre. Se celebra un cabildo abierto, el gobernador Mateo de Toro y Zambrano renuncia a su cargo y se nombra una junta de gobierno, en donde se elige presidente a Mateo de Toro y Zambrano.
  • 2 de octubre. La junta comunica su instalación a los demás gobiernos de América.
  • 14 de noviembre. La junta de gobierno decreta la creación de fuerzas militares.
  • 22 de noviembre. Juan Martínez de Rozas llega a Santiago y toma la dirección de la junta.
  • 15 de diciembre. Se convocan a elecciones para el primer Congreso Nacional.

1811

  • 1 de abril. Motín de Figueroa.
  • 4 de julio. Apertura del primer Congreso Nacional.
  • 4 de septiembre. Golpe de Estado dirigido por los Hermanos Carrera.
  • 15 de noviembre. Segundo Golpe de Estado de José Miguel Carrera. Asume el poder total.
  • 2 de diciembre. Con un nuevo pelo de fuerza, y tras un intento de asesinato contra él y su familia, José Miguel Carrera disuelve el Congreso Nacional.

 1812

  • 13 de febrero. Aparición del primer número de la Aurora de Chile, por Camilo Henríquez
  • 8 de julio. Juan Miguel Benavente derriba a Juan Martínez de Rosas en Concepción.
  • 11 de julio. Poinsett redacta un proyecto de constitución que presenta a Carrera.
  • 1 de septiembre. Tras el ataque de su hermano Juan José, José Miguel Carrera renuncia a su puesto de vocal en la junta
  • 3 de octubre. Ignacio de la Carrera reemplaza el puesto de su hijo José Miguel en la junta.
  • 26 de octubre. Se sanciona un reglamento constitucional de 27 artículos.
  • 27 de noviembre. Rozas es desterrado y se dirige a Mendoza.
  • 12 de diciembre. Zarpa la expedición de Pareja desde el Callao.


 1813

  • 27 de marzo. Pareja desembarca en Concepción.
  • 29 de marzo. Las fuerzas realistas entran en Concepción.
  • 31 de marzo. Se nombra a Carrera brigadier y jefe del ejército.
  • 1 de abril. José Miguel Carrera parte hacia Talca para enfrentar a los realistas.
  • 17 de abril. Primer número de El Monitor Araucano.
  • 27 de abril. Se produce la sorpresa de Yerbas Buenas, que termina en una retirada de las fuerzas patriotas.
  • 15 de mayo. Combate de San Carlos
  • 21 de mayo. Fallecimiento de Antonio Pareja por neumonía.
  • 23 de junio. Se decreta la libertad de prensa.
  • 3 – 5 de agosto. Sitio de Chillán.
  • 7 de agosto. Aparece el primer número de El Semanario Republicano.
  • 10 de agosto. Apertura del Instituto Nacional.
  • 15 de octubre. La junta de gobierno se traslada a Talca.
  • 16 - 17 de octubre. Batalla de El Roble.
  • 2 de noviembre. El gobierno destituye del mando del ejército a Carrera y se lo entrega a Bernardo O'Higgins.


 1814

  • 1 de enero. La expedición de Gabino Gaínza zarpa desde el Callao.
  • 31 de enero. Llega a Chile la nueva expedición realista.
  • 1 de febrero. Carrera reconoce a O'Higgins como comandante en jefe.
  • 17 de febrero. Se dicta un reglamento constitucional.
  • 3 de marzo. El coronel Carlos Spano muere defendiendo Talca de los ataques realistas. (Combate de Talca).
  • 6 de marzo. José Miguel Carrera es capturado por los realistas.
  • 7 de marzo. Francisco de la Lastra es elegido Director Supremo.
  • 19 de marzo. Combate de El Quilo.
  • 20 de marzo. Batalla de Membrillar.
  • 8 de abril. Combate de Quechereguas (1814).
  • 3 de mayo. Se firma el Tratado de Lircay
  • 12 de mayo. Fuga de los hermanos Carrera de las manos realistas.
  • 19 de julio. El virrey Abascal rechaza el Tratado de Lircay y envía una nueva expedición realista al mando de Mariano Osorio.
  • 23 de julio. José Miguel Carrera realiza un nuevo golpe de estado retomando el poder.
  • 29 de julio. Se celebra en Talca un cabildo abierto que esta en contra de las intenciones de Carrera.
  • 12 de agosto. Desembarco de Osorio en Talcahuano
  • 18 de agosto. Llegada de Osorio a Chillán.
  • 26 de agosto. Combate de Las Tres Acequias, entre fuerzas patriotas que aceptan o rechazan el mando de Carrera, siendo una derrota aplastante para Bernardo O'Higgins.
  • 9 de septiembre. Carrera es designado nuevamente jefe del ejército.
  • 1 y 2 de octubre. Desastre de Rancagua, las fuerzas patriotas lideradas por O'Higgins son derrotadas por los realistas
  • 5 de octubre. Las fuerzas realistas entran en Santiago, se inicia el éxodo de patriotas hacia Mendoza.
  • 1 de noviembre. Se envían los primeros prisioneros a la isla de Juan Fernández.