jueves, 8 de noviembre de 2012

GUERRA CIVIL DE 1891

La guerra civil de 1891

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En 1891 la situación política del país devino en el estallido de una sangrienta Guerra Civil que terminó con la vida de un Presidente, además de la vida de varios miles de chilenos. De hecho, es el conflicto armado en el que más chilenos han muerto. Esta guerra dividió a los chilenos por muchos años e implantó un nuevo régimen político que conocemos como parlamentarismo.
 
Sin embargo, el conflicto vino a ser solamente la culminación de un proceso que se había iniciado en la década de 1870. Fundamentalmente nos referimos a las reformas constitucionales que se hicieron en ese entonces. Un somero análisis de ellas permite ver que lo que realmente se buscaba era quitar poder al Presidente y traspasarlo al Congreso. Liderando este cambio fundamental se encontraban los liberales que, mirando hacia Europa, descubrían que los países más adelantados eran precisamente aquellos que tenían un régimen parlamentario.
 
El proceso había sido lento pero inexorable. Las reformas, la libertad electoral e incluso los enfrentamientos con la Iglesia eran parte de este drama.
 
En 1886 llega al poder José Manuel Balmaceda, uno de los principales líderes del liberalismo chileno.
 
El último acto se inició a mediados de 1890. Eran los últimos meses de un gobierno que se había caracterizado por su enfoque progresista. Sin embargo, los enfrentamientos con el Congreso habían llegado a un punto culminante. Habiendo enviado la ley de presupuesto para su aprobación, el Congreso decidió retardarla para así presionar a Balmaceda a nombrar un gabinete de su agrado. Solamente la mediación de Monseñor Mariano Casanova permitió retardar el enfrentamiento inminente. Balmaceda concedió nombrar un gabinete encabezado por Belisario Prats, el cual pronto renunció acusando al Presidente de haber intentado usarlo para cubrir el más grande fraude electoral del cual se tuviera memoria. Mientras tanto, la ley continuaba detenida y se acercaba a la clausura de sesiones. Cuando todos esperaban una rendición de Balmaceda, éste dio un verdadero golpe de mano nombrando un “gabinete de amigos personales”, encabezado por Claudio Vicuña, el cual había sido censurado ya meses antes cuando ocupaba el Ministerio de Obras Públicas, a raíz de su presunta candidatura a la presidencia.
 
Amparado en lo que él definió como “sus deberes ineludibles”, junto al nuevo gabinete, el 5 de enero de 1891, prorroga, mediante decreto, la ley de presupuesto de 1890. Reunido el congreso de emergencia, declaraba a Balmaceda depuesto. La madrugada del 7 de enero de 1891, los líderes del Congreso se embarcan en la escuadra que ha sido sublevada por el almirante Jorge Montt. La revolución se ha iniciado.
 
Inmediatamente la escuadra se dirige al norte. El propósito que perseguían era doble. Por una parte, se trataba de dejar al gobierno sin la principal fuente de recursos del país, y por otra, se intentaría reunir un ejército con reclutas venidos de las salitreras y equipados con armas que se traerían de Europa.
 
El 17 de febrero se produce un primer encuentro entre los rebeldes y las tropas del gobierno en Huara. El 7 de marzo se puede decir que se ha tomado el norte luego de derrotar a aquellas en Pozo Almonte. Inmediatamente se forma una junta que se instala en Iquique, integrada por Jorge Montt (Capitán de Navío), Waldo Silva (vicepresidente del Senado) y Ramón Barros Luco(Presidente de la Cámara de Diputados).
 
Balmaceda, mientras tanto, tomaba una serie de medidas que ayudaron a aumentar su fama de dictador. Suspendió en sus funciones al Poder Judicial, cerró la Universidad de Chile, clausuró los diarios opositores y ordenó el encarcelamiento de los opositores que no habían alcanzado a huir. Sin embargo, la más impopular de sus medidas fue el llamado “enrolamiento forzoso”, lo que significó que en las zonas rurales se comenzara a mirar con creciente temor y antipatía a las fuerzas del gobierno.
 
En agosto de 1891 los revolucionarios habían logrado reunir un ejército de 10.000 hombres, que fue embarcado en dirección al sur al mando de los generales Emilio Körner y Estanislao del Canto. El 20 de agosto desembarcan en Quintero, enfrentándose con las fuerzas del gobierno al día siguiente en Con-Con. Si bien los revolucionarios obtuvieron una victoria, aún las fuerzas gobiernistas no estaban plenamente derrotadas. Reagrupadas y reforzadas por tropas trasladadas inmediatamente desde Santiago a través del ferrocarril, su derrota fue definitiva en Placilla, el 28 de agosto.
 
Conocidas las noticias en Santiago, Balmaceda decidió entregar el mando de la Nación al general Manuel Baquedano, mientras pedía refugio en la Legación (Embajada) Argentina. El día 31 de agosto los revolucionarios declararon la victoria y el establecimiento de su poder en todo el territorio de la República. Mientras tanto, Balmaceda dudaba entre entregarse o resistir dentro de la Legación. Convencido de que sería sometido a un humillante juicio político, decidió finalmente no entregarse. Así, en la madrugada del 19 de septiembre puso fin a su vida, concluyendo de esta manera una etapa de la historia republicana.

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