lunes, 5 de noviembre de 2012

GUERRA DE ARAUCO.

 

Se dice que quienes quedaban esperando a los guerreros mapuches, que iban a combatir con los españoles, los lloraban desconsoladamente. Estas lágrimas se habían transformado en copihues.
 
 
La Guerra de Arauco fue el enfrentamiento que se dio por casi tres siglos entre los Mapuches y los hispano-criollos, y posteriormente con los chilenos. A lo largo de la guerra hubo períodos de mayor y de menos intensidad.
La guerra puede ser dividida en las siguientes etapas:
- Guerra Ofensiva: desde la llegada de los españoles hasta el desastre de Curalaba en 1598.
- Guerra Defensiva: de 1612 a 1626.
- Guerra Ofensiva: de 1626 a 1662
- Sistema de Parlamentos: desde 1654
Durante todo el siglo XVI se dieron una serie de enfrentamientos entre los españoles y los mapuches. Estos terminaron con un alzamiento general de los indígenas al sur del BioBio, conocido como el Desastre de Curalaba. En la batalla murió el gobernador Martín García Oñez de Loyola.
Este desastre marcó el fin de la Conquista. Curalaba también constituía el mayor revés para los españoles en tierra americana, ya que el terreno perdido no volvería a recuperarse, efectivamente, en los doscientos años siguientes. Una de las primeras medidas tomadas por la corona española para ordenar el descalabro generado tras Curalaba, donde muchos asentamientos terminaron saqueados y totalmente destruidos, fue el nombramiento de un hombre con experiencia en la resolución de conflictos: Alonso de Ribera. Este militar español se había destacado en las guerras de Italia y de Flandes y parecía ser la persona idónea para pacificar una de las zonas que más problemas, bajas humanas y pérdidas de recursos habían ocasionado a los españoles.
Tras su arribo al país, el nuevo gobernador constató la existencia de un ejército improvisado y carente de disciplina militar. Por ello, Ribera fijó como uno de sus primeros objetivos la profesionalización de las tropas. Así, aplicando un estricto régimen y organización interna, consiguió ordenar a los militares.
En 1604 el rey de España Felipe III emitió una Real Cédula que autorizaba la creación de un ejército permanente en la región y el envío de dinero y especies desde el virreinato del Perú para apoyarlo. Gran parte del dinero sería destinado a financiar los sueldos de los soldados.
Al mismo tiempo, Ribera logró definir importantes tareas al interior del ejército y levantar una serie de fuertes en la zona norte del río Biobío, estableciendo una especie de frontera entre los españoles y los indígenas combatientes. Esto calmaría los enfrentamientos entre los bandos, los que se limitarían a las malocas (entradas violentas de españoles en zona mapuche para buscar esclavos) o a los malones (asalto de los indígenas a los asentamientos españoles).
Debido a la falta de indígenas para el trabajo en las haciendas, la Corona decretó en 1608 la esclavitud de los aborígenes detenidos en la guerra, y su valor era repartido entre el gobernador, los oficiales y los soldados. Con esto, el concepto de esta guerra fue cambiando, organizando expediciones con el pretexto de atacar a aborígenes subversivos; pero el verdadero motivo era capturar esclavos, lo que se conoció con el nombre de malocas. Los aborígenes, por su parte, efectuaban malones o ataques sorpresivos a las estancias o lugares fronterizos para robar ganado, mujeres y niños.
 

El comercio y el mestizaje

A pesar de la violencia existente entre aborígenes y españoles, desde su primer encuentro tuvieron necesidad de intercambiar bienes y productos. Los aborígenes se inclinaban por los artículos de hierro, géneros y baratijas; pero por sobre todo les interesaba el aguardiente y el vino. Por su parte, los españoles, requerían ponchos, alimentos y ganado. Durante el siglo XVIII el comercio entre los dos bandos estaba absolutamente organizado.
El contacto entre ellos los llevó no solo a adquirir productos materiales, sino a mezclarse unos con otros. Los españoles vivían con varias indias, mientras los indígenas tomaban prisioneras a mujeres blancas. Con esto, se llevó a cabo un largo proceso de mestizaje; el mestizo se convirtió en el símbolo de la unión entre dos pueblos.

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