jueves, 8 de noviembre de 2012

INDEPENDENCIA DE CHILE

La independencia de Chile

 



Chile formaba parte del contexto americano a comienzos del siglo XIX, por lo tanto, experimentó los mismos eventos históricos. Aquí también los jóvenes criollos lucharon por obtener la libertad y la autonomía política y económica frente a España. Se podría decir que las causas de la independencia de Chile son bastante similares a las de los demás países latinoamericanos.
En el caso de nuestro país, la lucha por la autonomía política fue un proceso que duró diez años. Durante esta década hubo momentos en que los criollos lograron victorias frente a las tropas realistas y otros, en cambio, en que sufrieron derrotas, como por ejemplo durante la reconquista, en que fueron sobrepasados por la fuerza de los españoles, quienes se negaban a terminar con la larga tradición monárquica en América.
¿Cómo se desarrolló este proceso? ¿Qué protagonistas hombres y mujeres son los íconos de la independencia de Chile y qué lugar ocupan dentro de nuestra memoria colectiva?
El ambiente en Chile a comienzos de 1810 podría ser definido como de profunda expectación y desorientación. Nadie sabía qué hacer exactamente. Habían llegado noticias acerca de un ataque de los ingleses a Buenos Aires, la lógica indicaba que el próximo ataque podría ser a Valparaíso o Santiago. Los ánimos no eran del todo positivos.
En medio de esta situación el cabildo llamó a los vecinos de más renombre a discutir las futuras acciones frente a las noticias que llegaban del extranjero.
Es importante que tengamos claridad sobre las ideas que estaban en juego en el proceso independentista. Detrás de cada acción individual y colectiva, tanto de los criollos como de los españoles (también llamados realistas), había un objetivo.
Los jóvenes criollos defendían la idea de la autonomía popular. Entendían que los gobiernos debían ser elegidos por la mayoría de las personas, aunque sus conceptos de mayoría no significan lo mismo que hoy en día. Para ellos solamente los ciudadanos cultos y preparados debían conducir los destinos del país.
Celebración de la independencia en los primeros años de la república según Claudio Gay
Celebración de la independencia en los primeros años de la república según Claudio Gay.
 
Por otra parte, estaban los que defendieron hasta el final los derechos de la corona española en Chile. La mayoría de ellos creía en el poder divino de la monarquía, por lo que les parecían impropios y peligrosos los pasos que se estaban dando en América Latina con respecto a la lucha por la libertad.
La Iglesia Católica, aliada moral y legalmente a la monarquía, estaba a favor de los realistas. De hecho, luego de la independencia de Chile, las relaciones con el Vaticano estuvieron interrumpidas durante más de 20 años. Solamente en la década de 1830 se reestablecieron.
En la mayoría de los protagonistas de la Independencia están presentes estas diversas motivaciones. Lo que cambia es el grado de compromiso y convencimiento que cada uno y cada una tenía. Por ejemplo, los historiadores que han estudiado el tema definen a ciertos grupos como los “exaltados”, los “moderados”, los realistas, y, seguramente, para otros estos hechos no tenían mayor importancia.
Otro aspecto importante es el que se refiere a la participación de las mayorías en este proceso. Después de muchas investigaciones al respecto, se ha concluido que el pueblo común y corriente, o sea, campesinos, mestizos, peones, labradores y otros, no tuvieron una participación masiva en los sucesos. A ello hay que agregar que la mayor parte del pueblo era analfabeta y carecía de conciencia política.
Un gran número de historiadores e historiadoras coincide al concluir que la independencia fue un proceso en el cual la elite participó mayoritariamente, puesto que eran sus intereses los que estaban en juego. Estos intereses eran económicos (luchaban por la libertad comercial y proponían una autonomía política donde ellos serían los principales protagonistas que ocuparían el poder). Así, es fácil imaginar el grado de entusiasmo que muchos de estos criollos miembros de la elite mostraron en dicho proceso histórico.
En este contexto, la junta de gobierno de 1810 es considerada como el primer paso en la lucha por la libertad. Los historiadores e historiadoras dividen este proceso en cuatro grandes etapas: Patria Vieja, Reconquista, Patria Nueva y Organización de la República.
 
 
 
Patria Vieja (1810 – 1814)
 
Los criollos tomaron colectivamente el poder en nombre del rey, sin una clara intención de independizarse. En nuestro país, durante esos años, se arraigaron las nuevas ideas liberales, tales como los principios de soberanía popular, el principio de gobierno representativo, el constitucionalismo y el “laisser faire”.
Mateo de Toro y Zambrano
Mateo de Toro y Zambrano (1725-1811), Gobernador de Chile en 1810.
 
 
Reconquista (1814 – 1817)

En 1814, Fernando VII recuperó su trono y se encontró con que los gobiernos provisionales de las colonias españolas habían realizado una serie de cambios con los cuales no estaba de acuerdo. Ordenó a sus funcionarios que anularan todos los cambios e intensificó las medidas para recuperar los dominios reales que corrían peligro. A Chile llegaron tropas desde el Perú, las que lograron una victoria sobre los patriotas en la Batalla de Rancagua (1814) e instauraron una fuerte represión.
Los patriotas atravesaron la cordillera de los Andes y con la ayuda de José de San Martín comenzaron a preparar el Ejército Libertador.

Camilo Henríquez

Camilo Henríquez González (1769-1825). Sus mayores esfuerzos en beneficio de la causa de la independencia los realizó a través de la prensa.
 
 
 
Patria Nueva (1817 – 1823)

Las fuerzas patriotas cruzaron los Andes y se enfrentaron a los españoles en Chacabuco, al norte de Santiago, el 12 de febrero de 1817. Luego, tras la huida de los españoles, un cabildo abierto elige como Director Supremo a José de San Martín, quien no acepta y propone a Bernardo O´Higgins, que sí acepta.
Mientras tanto, los realistas se reorganizaban en el Sur. El 12 de febrero de 1818 se proclama formalmente la Independencia de Chile, en las cercanías de la ciudad de Talca. El documento, firmado entre otros por Miguel Zañartu, Hipólito de Villegas y Bernardo O’Higgins, era un intento por registrar este hecho de trascendental importancia en el logro de nuestra identidad autónoma con respecto a España.
Pero no todo estaba logrado: el ejército patriota fue sorprendido en Cancha Rayada (Talca): O´Higgins quedó herido y San Martín se replegó hacia Santiago.
Finalmente, en el actual Maipú, el 5 de abril de 1818, las fuerzas patriotas derrotan a Mariano Osorio. Las fuerzas realistas se van hacia el Sur, especialmente a Chiloé, donde años después fueron expulsadas por las tropas al mando de Ramón Freire.
Gobierno de O´Higgins
Para O’Higgins las cosas no fueron del todo fáciles. Las preocupaciones del llamado “Libertador de Chile” se centraron en consolidar los logros que había alcanzado. Guiado y asesorado por San Martín, libertador de Argentina, O’Higgins consolidó la independencia venciendo en la “guerra a muerte” a un militar traidor de los patriotas: Benavides. Este hombre, junto a los españoles e indígenas, se mantenía en batalla y prácticamente se apoderó de la zona correspondiente a las actuales séptima y octava regiones.
Se organizó la expedición libertadora del Perú, para lo cual se contrató a Lord Cochrane, un destacado marino inglés. El objetivo era entorpecer cualquier iniciativa de invadir nuevamente nuestro país, pero, además, se buscaba recuperar el mercado peruano para los agricultores chilenos.
Entre otras obras de tipo urbano, O’Higgins creó el cementerio de disidentes, con lo que muchos fervientes partidarios de la Iglesia se molestaron, pues desde ese momento cualquier persona podía ser enterrada en lo que hoy es el Cementerio General de la ciudad de Santiago.
En sus días de administración, O’Higgins echó a andar una serie de adelantos: proyectó la construcción de la Alameda de las Delicias, que hoy lleva su nombre; reabrió el Instituto Nacional y la Biblioteca Nacional, que habían sido fundados por José Miguel Carrera durante la Patria Vieja; abrió el actual mercado Central, en reemplazo de uno antiguo que existía en el barrio Mapocho y continuó con las obras de canalización de dicho río; se preocupó por la educación, abriendo colegios e implementando una de las primeras reformas educativas de Chile; trajo desde Inglaterra el sistema Lancasteriano, entre otros.
O’Higgins dirigió los proyectos constitucionales de 1818 y 1822, en los cuales se estableció una particular concentración del poder en manos del Director Supremo, cargo homólogo al de Presidente de la República (este último cargo lo ocupó por primera vez Manuel Blanco Encalada).
Seguramente una de las medidas más polémicas fue la abolición de los títulos de nobleza y el intento por terminar con los mayorazgos, para terminar con el excesivo poder que la aristocracia mantenía desde los tiempos de la Colonia.
En 1823 O’Higgins abdicó, presionado por los sectores relacionados con la aristocracia tradicional presentes en el Congreso Nacional. Partió al Perú, donde murió en 1842.

No hay comentarios:

Publicar un comentario